martes, 14 de junio de 2016

EL MODELO EDUCATIVO DE SAFO DE LESBOS

La escuela sáfica contaba como alumnas con muchachas jóvenes de unos quince años de edad cuya formación perseguía el culto a las divinidades, era, por tanto,  un internado de tipo religioso iniciático. Este lugar se conocía como “La morada de las discípulas de las Musas” y en ella se desarrollaba una educación superior en un régimen de vida comunitaria que se presenta jurídicamente bajo la forma de una cofradía religiosa (Marrou, 1985, 55). Esta organización era algo similar a los internados de monjas más próximos a nuestros tiempos.
  


      En estos centros educativos- internados, entraban y salían numerosas chicas y, sólo unas pocas de ellas, se quedaban y pasaban algo así como un periodo de noviciado para profesar con posterioridad en la Orden, por supuesto, con una aportación muy generosa.
Este modelo no fue único en la Isla de Lesbos, ya que existieron de forrma coetánea en otras partes de Grecia, como es el caso de las Pitias. Posteriormente aparecieron instituciones similares en Roma como fue el caso de las Vestales; o en las antiguas civilizaciones mesopotámicas que llegaron, incluso, a ejercer un tipo de prostitución sagrada que se extendió también a la Hélade.
         
Pese a ello, el modelo sáfico no deja de tener alguna peculiaridad que nos gustaría comentar en este apartado del trabajo. Safo intenta transmitir un ideal de belleza cuya pretensión es que las jóvenes alcancen la Sabiduría, todo ello a través de las artes. De esta forma, se practica la danza colectiva, la música instrumental y  particularmente la noble lira, así como también el canto (Ibídem, 56). Puesto que está estrechamente vinculada con la religión, se aprovecharán todos los actos, ceremonias o rituales religiosos para demostrar sus conocimientos aprendidos en esta escuela.
No sólo la música será esencial en su formación, como también lo será en los diferentes modelos educativos del mundo griego, sino que la práctica de los deportes atléticos será esencial para alcanzar este ideal de belleza sáfico.
Sin embargo, lo que más curioso puede resultarnos es la educación erótica que se impartía en esta escuela. No debemos olvidar el contexto en el que vivió Safo y que se trataba de una mujer, por lo tanto, su único cometido era contraer matrimonio y asegurar una descendencia sana. Esta educación ayudará a ello, sobre todo con el conocimiento de las artes amatorias. Así que, una vez más, deberemos dejar a un lado los prejuicios occidentales modernos para poder entender mejor sobre qué versaban estas enseñanzas. Esta preparación tenía otro objetivo claramente definido que consistía en la preparación matrimonial de las pupilas incluyendo, probablemente, las prácticas homosexuales entre ellas; algo habitual, por otra parte, en los ritos iniciáticos entre mujeres.



La lesbia educaba a sus alumnas para la relación heterosexual dentro de un matrimonio estable y para desenvolverse en una sexualidad de femenina más abierta y completa.
                    Comprendamos, por tanto, que Safo de Lesbos era una mujer griega, más exactamente de las Islas Jonias, en época arcaica, con una mentalidad de la Grecia Arcaica y no de nuestro tiempo y que su modelo educativo tiene que ver mucho más con los internados religiosos de la actualidad que lo que nos imaginamos, aunque teniendo presentes las divergencias entre la religión politeísta de la época arcaica y la religión católica, con un carácter más retrógrado que la primera. En este sentido deberíamos relacionarlo con los comentarios que se vertían en la época en Atenas acerca de las jóvenes que recibían esta educación. Bajo los parámetros atenienses, a estas mujeres se las relacionaba con la prostitución, más exactamente con las hetairas, por no considerar a este el modelo de vida femenino:

Estas prostitutas de alto nivel  solían ser mujeres extranjeras que, aunque comenzasen siendo esclavas, podían acabar comprando su libertad. Su belleza era un rasgo clave para distinguirlas, además de que poseían una alta formación académica que adquirían desde niñas en casas de otras hetairas que ya no podían ejercer. (…) su sabiduría no sólo se centraba en el arte amatorio y en los buenos modales, sino que recibían clases de filosofía, música, etc. Que se complementaban con que solían frecuentar simposium donde tenían contacto con intelectuales de la época. (Barrio, 2015, 17)

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