viernes, 24 de marzo de 2017

LA PERSONALIDAD DE DEMETRIO MACÍAS EN "LOS DE ABAJO" DE MARIANO AZUELA

Demetrio Macías se nos presenta en Los de abajo como un campesino que, por las injusticias que los federales han cometido contra él y su familia, se unirá la Revolución y acabará convirtiéndose en todo un héroe al más puro estilo de las epopeyas clásicas.
Ya desde la etimología de su nombre (Demetrio< Deméter), lo vamos a vincular con la agricultura, representando así el arquetipo del campesino mejicano, condición que seguirá ostentando incluso después de hacerse famoso por sus hazañas militares.
Es significativo señalar que la visión que se nos muestra de Macías es, como buen héroe que se precie, desde el punto de vista de quienes los aprecian y alaban, por tanto, cuenta sus descripciones cuentan con un sesgo totalmente subjetivo que nos presentan al revolucionario como todo un héroe épico., que irá evolucionando a lo largo de la novela.
El hecho desencadenante en el que se nos presenta ya a Demetrio como un hombre terrible tan solo con su presencia, es cuando tres soldados federales intentan violar a su mujer y robar en su casa. En esta situación, será sólo necesaria la presencia de Macías para acobardar a los delincuentes:
-        Chata, estás muy lejos; arrímate a echar un trago... ¿Cómo que no?...¿Le tienes miedo a tu... marido... o lo que sea?... Si está metido en algún agujero dile que salga..., pa mí ¡plin!... Te aseguro que las ratas no me estorban.

Una silueta blanca llenó de pronto la boca oscura de la puerta.
-        ¡Demetrio Macías! -exclamó el sargento despavorido, dando unos pasos atrás.
El teniente se puso de pie y enmudeció, quedose frío e inmóvil como una estatua».[1]

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Se nos representa, ya desde el primer momento, como todo un héroe épico temido por los federales y, como buen héroe, se encuentra solo al principio de la novela y volverá a quedarse solo al final.
La Revolución, por tanto, lo va a iniciar Macías desde su propio hogar, al ver cómo  han mancillado a él y a su familia. Este primer acercamiento al héroe se va a hacer desde una perspectiva humana en cuanto a ideas revolucionarias ya que lo que emanan son sus convicciones personales, de una forma un tanto ingenua ya que se siente totalmente capacitado para administrar justicia. Es por ese motivo, que consideramos que depende totalmente de Luis Cervantes en cuanto a la imposición de los ideales revolucionarios.
Al igual que muchos de los héroes de la Antigüedad Clásica, Demetrio Marcías tiene unas rutinas, en este caso, propias de su origen humilde: es campesino y ranchero y, como tal, se caracteriza. Además, como buen héroe, siempre sale ileso de las batallas:
[...] nosotros los rancheros tenemos la costumbre de bajar al lugar cada ocho días. Oye uno su misa, oye el sermón, luego va a la plaza, compra sus cebollas, sus jitomates y todas las encomiendas. Después entra uno con los amigos a la tienda de Primitivo López a hacer las once. Se toma la copita; a veces es uno condescendiente y se deja cargar la mano, y se le sube el trago, y le da mucho gusto, y ríe uno, grita y canta, si le da su mucha gana. Todo está bueno, porque no se ofende a nadie. Pero que comienzan a meterse con usté; que el policía pasa y pasa, arrima la oreja a la puerta; que al comisario o a los auxiliares se les ocurre quitarle a usté su gusto... ¡Claro, hombre, usté no tiene la sangre de horchata, usté lleva el alma en el cuerpo, a usté le da coraje, y se levanta y les dice su justo precio! Si entendieron, santo y bueno; a uno lo dejan en paz, y en eso paró todo. Pero hay veces que quieren hablar ronco y golpeado... y uno es lebroncito de por sí... y no le cuadra que nadie le pele los ojos... Y, sí señor; sale la daga, sale la pistola... ¡Y luego vamos a correr la sierra hasta que se les olvida el difuntito![2].

Será así como, con rapidez, se convierta en el jefe de la banda, en una figura imponente ante los federales. Por ese motivo, encontramos similitudes con algunas epopeyas clásicas en momentos como la despedida de su mujer y su hijo pequeño de Macías que nos recuerda a la despedida final de Héctor en la obra homérica.
            Inicialmente, la humanidad de Macías será uno de los rasgos predominantes en su personalidad que se irá tornando más vanidosa al creerse el éxito de sus batallas y empezarse a visualizar él mismo como todo un héroe. Las primeras batallas se nos muestran como casi un juego, entendemos que Azuela quiere dejar entrever la inocencia del héroe debido a su inexperiencia; sin embargo, el punto álgido en su evolución heroica se da cuando empieza a mostrar una gran insensibilidad hacia la muerte, algo que vemos con la de don Mónico:
- ¿Por qué pelean ya, Demetrio?

Demetrio, las cejas muy juntas, toma distraído una piedrecita y la arroja al fondo del cañón. Se mantiene pensativo viendo el desfiladero, y dice:

-Mira esa piedra cómo ya no se para...[3].
Del héroe vengador que busca la justicia del pueblo y de los suyos, Demetrio Macías actúa ahora como un federal, asesinando a aquellos de su grupo que intentan huir porque ya no lo respetan, pese a compartir la misma lucha: la Revolución.


Pero este episodio de la muerte de don Mónico no es el único que anuncia el declive del héroe. Tras llegar a casa, su mujer le confiese el temor porque le pueda ocurrir algo malo, sin embargo, al igual que todos los héroes, Macías debe continuar la empresa que empezó. Es así como comienza la segunda salida y donde encuentra la muerte el héroe revolucionario, en el mismo lugar en el que inició su camino a la cima.
De esta forma, Demetrio Macías se vuelve a quedar solo como al principio de la novela, algo característico también de su condición heroica, volviendo así a su condición inicial de campesino ligado a la tierra y no a lo divino:
El humo de la fusilería no acaba de extinguirse. Las cigarras entonan su canto imperturbable y misterioso; las palomas cantan con dulzura en las rinconadas de las rocas; ramonean apaciblemente las vacas. La sierra está de gala; sobre sus cúspides inaccesibles cae la niebla albísima como un crestón de nieve sobre la cabeza de una novia. Y al pie de una resquebrajadura enorme y suntuosa como pórtico de vieja catedral, Demetrio Macías, con los ojos fijos para siempre, sigue apuntando con el cañón de su fusil...[4].

En definitiva, nuestra opinión en la evolución del personaje de Demetrio Macías no es la de vencedor, sino más bien lo contrario. Inicialmente se nos presenta como un ahuyentador de los federales con su sola presencia. Esta visión más humana del protagonista se va tornando en la de héroe todopoderoso que está por encima del bien y del mal e, incluso, por encima de los ideales de la Revolución. Pese a tener varias señales que le advierten del peligro inminente, Macías no le teme y acaba siendo derrotado por su enemigo, volviendo a la tierra que cultivaban sus manos y la que lo vio crecer. El único reconocimiento que lo revive de vez en cuando es la lectura de Los de abajo de Mariano Azuela.




[1] Mariano Azuela, Obras completas, I, p. 322.
[2] Idem, pp. 346-347.
[3] Idem, p. 416.
[4] Idem, p. 418.

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