miércoles, 9 de marzo de 2016

LAS MUJERES SILENCIADAS




Mi afán por adentrarme en el Mundo Clásico me llevó hace unos meses a leer Casandra de la autora alemana Christa Wolf. Esta novela narra, desde el punto de vista de la princesa, la fatídica Guerra de Troya con una propuesta diferente a la tradicional versión de Homero en la Ilíada.

La mujer, considerada en la Grecia clásica como un ser inferior relegado al mismo grupo que los esclavos, es ahora quien nos cuenta su versión de la guerra. Sus pensamientos, sus miserias, sus miedos… Bien sabemos que en un conflicto bélico toda la población sufre, pero son las mujeres quienes más lo padecen, como bien refleja este texto: ultrajadas, abandonadas, desterradas, raptadas, violadas… conformaban parte del botín de guerra y era sabido por todas que, una vez quedase arrasada su ciudad, pasarían a pertenecer a otro hombre.

La novela muestra a una mujer forzada por un dios, manipulada y engañada por su padre, violada por un soldado del bando enemigo, asesinada por la mujer de su dueño con quien vive en concubinato... Una historia trágica que pretende devolverle la voz, darle de nuevo vida para que cuente las penurias que vivieron las mujeres durante la Guerra de Troya y que sentarían las bases de una sociedad heteropatriarcal que ha llegado hasta nuestros días.

            Esta lectura me llevó a reflexionar mucho ya que, pese a que esta narración se sitúa hace más de tres mil años,  todavía hoy hay muchas Casandras anónimas que son violadas, vendidas como esclavas por ser cautivas de una guerra y que son ignoradas y rechazadas por formar parte de los grupos marginados de la sociedad. Son mujeres sin derechos, no reconocidas por los gobiernos de sus países y utilizadas como moneda de cambio en conflictos de todo tipo. Todavía hoy siguen existiendo mujeres que, en su camino de ascenso a las instituciones políticas, son insultadas y menospreciadas por el mero hecho de ser mujeres.

En definitiva, la cruenta historia de la joven princesa troyana no es más que otro episodio de injusticias sociales que se siguen cometiendo en Occidente. Pese a ser el relato de una sociedad arcaica, todavía continúan observándose comportamientos primitivos en los conflictos bélicos; Todavía se ponen mil trabas a las mujeres que quieren ostentar puestos de responsabilidad política; Todavía se nos sigue discriminando; Y, todavía hoy, hay millones de Casandras por el mundo que nunca serán escuchadas porque han nacido mujeres en el seno de una sociedad heteropatriarcal.

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