jueves, 31 de marzo de 2016

LOS ORÍGENES DE LA UTOPÍA: PLATÓN.

          Platón creció en el seno de una familia aristocrática ateniense que formó parte del círculo de seguidores de Sócrates. Tras la muerte de este, comenzará a escribir sus diálogos filosóficos. Sobre todo, su filosofía se fundamentó en el pensamiento filosófico, en la configuración de las bases que sostendrían la ciudad idea, basada en la justicia y que se situaba muy alejada de la Democracia a la que estaban habituados en Atenas.
          En su diálogo la República deja claro cómo las únicas personas capaces de gobernar una sociedad justa e ideal son los filósofos. Esto supone una crítica a los dirigentes mediocres que están al frente de Atenas y que considera personas con poca cultura. Esto sólo se conseguirá dejando a un lado la dóxa (opiniones) y apostando por la episteme (conocimiento racional). Sólo de esta forma, se podrá acceder a la idea suprema de Justicia. Pero estas cuestiones no pueden ser entendidas sin enunciar el Mito de la Caverna.

          Platón considera que estamos sumidos en una caverna oscura, encadenados de espaladas al mundo y donde nuestro único conocimiento es el que nos llega a través de sombras e imágenes deformadas de la realidad.
          Sólo podrán dejar atrás el Mundo de las Sombras y ascender hasta el Mundo de las Ideas, aquellas personas que sean capaces de conocer, de pensar y de no basarse en las opiniones, por lo que será imprescindible la educación del ciudadano. Sólo de esta forma, se podrá llegar a alcanzar las ideas supremas de Bien, Justicia, Belleza, etc. A partir de este mito, Platón configura toda su Filosofía.
          Muestra la ciudad de Atenas como una organización sumida en las sombras, prisionera de la ignorancia de los gobernantes y de la ciudadanía. Es una ciudad-caverna sin luz, sin Justicia.
         
Del mismo modo, en relación a la adquisición de conocimientos todos deben poseerlo, aunque no al mismo nivel. Es decir, no toda la ciudadanía está capacitada para realizar las mismas tareas. Existirán saberes más prácticos propios de la producción, necesarios para nutrir a la ciudad de bienes materiales; otros serán quienes defiendan la ciudad por su fortaleza y valentía; y sólo unos pocos, podrán ser quienes nos gobiernes puesto que serán los únicos que poseerán conocimientos necesarios para instaurar el bien común y la Justicia.
Es por ello, que Platón defiende la educación obligatoria para toda la ciudadanía, y que serviría para hacer una selección de los mejores para gobernar la polis. La relación, por tanto, entre la teoría del conocimiento y la organización política y la sociedad platónica no pueden entenderse la una sin la otra.

         Como ya hemos mencionado con anterioridad, Platón no concibe una ciudad ideal sin un Estado educador. Sin embargo, no será el único concepto necesario para entender cómo se configura ideológicamente esta organización política y social. La idea de eugenesia, de la abolición de la propiedad privada y de la igualdad de la mujer llevan al filósofo a criticar duramente la democracia ateniense, lo que le llevará al exilio forzoso en varias ocasiones.

          La Educación es entendida como Platón como un instrumento de liberación individual, una forma de abandonar la oscuridad cavernaria y poder ir ascendiendo de la caverna. Sin embargo, también la concibe como un instrumento específico para la formación de los gobernantes: los Filósofos, que se sitúan como una élite del saber, cuyos planteamientos se basarán en el razonamiento. Por tanto, esta ciudad ideal debería estar gobernada por una aristocracia del saber muy alejada del linaje o la herencia familiar. Otro de los conceptos a tener en cuenta  es el de la eugenesia que, aunque resulte bastante controvertido, es necesario para la sociedad justa platónica ya que considera que sólo deben ser los mejores quienes se acoplen con las mejores, y los peores al contrario1. De esta forma, se puede hablar de selección de castas dominantes.2
En cuanto a la organización económica, Platón plantea una sociedad basada en el Comunismo, aunque nunca utilizará ese término. Es decir, considera que la abolición de la propiedad privada y la familia debe ser básica en la ciudad ideal. Entre otros motivos, propone esta organización porque considera demasiado habitual las alianzas familiares derivador por intereses privados que sólo contribuyen a corromper la sociedad ateniense. De esta forma, considera que la aristocracia del saber debería prescindir de propiedades y de familia, para poder dedicarse exclusivamente a su tarea política.
La igualdad de la mujer es otro de los pilares fundamentales de su teoría política y social. Suponía una propuesta revolucionaria para la época, pero Platón creía que no existe ninguna tarea en la polis específica para hombres o para mujeres, como deja patente en este fragmento de La República:
-        ¿Y no conoces algún oficio ejercido por seres humanos en el cual no aventaje en todos esos aspectos el sexo de los hombres al de las mujeres¿ ¿O vamos a extendernos hablando de la tejeduría y del ciudadano de los pasteles y guisos, menesteres para los cuales parece valer algo el sexo femenino y en los que la derrota de este sería cosa ridícula cual ninguna otra?
(…)
-        Por tanto, querido amigo, no existe en el regimiento de la ciudad ninguna ocupación que sea propia de la mujer como tal mujer, ni del varón como tal varón, sino que las dotes naturales están diseminadas indistintamente en unos y otros seres, de modo que la mujer tiene acceso por su naturaleza a todas las labores, y el hombre también a todas; únicamente que la mujer en todo es más débil que el varón.3


          Como ya hemos mencionado, Platón considera que la democracia no es la forma ideal de gobierno, más bien desconfía de ella.  La democracia ateniense supone que cada cual tiene la libertad individual de escoger qué hacer con su vida, pero no se ha tenido en cuenta que el pueblo no tiene preparación intelectual para tomar estas decisiones. Él mismo apunta esta idea en fragmentos como:
-        La demasiada libertad parece, pues, que no termina en otra cosa sino en un exceso de esclavitud, lo mismo para el particular que para la ciudad.(…)
Y por lo tanto- proseguí-, es natural que la tiranía no pueda establecerse sino arrancando de la democracia; o sea que, a mi parecer, de la extrema libertad sale la mayor y más ruda escalvitud.4


              Platón habla, como ya hemos mencionado, de la constitución de una ciudad justa donde sólo una aristocracia del saber sea la que pueda gobernar al pueblo. Esto sólo se podrá conseguir si existe un virtuosismo que permita alcanzar la armonía utópica platónica fundamentada en el alma del individuo y el estado. Se relaciona, por tanto, con la concepción dualista del ser humano que enuncia en su Antropología.
Esta armonía de la polis no será tal sino se consiguen unificar la sabiduría y la prudencia con el valor y la fortaleza y la templanza. Esto se relaciona con los estados del alma del ser humano. Platón considera que, dependiendo de nuestra posición en la caverna, existe un predominio de un tipo de alma sobre otra y, por tanto, sólo podremos realizar las tareas propias de esa categoría social. Así pues, el predomino de la parte apetitiva del alma sólo podrán formar parte de las clase productora; mientras que el predomino de la parte irascible sólo nos permitirá ser guardianes de la ciudad; por último, los gobernantes serían aquéllos en donde existiese un predominio del alma racional y, por tanto, de la sabiduría y la prudencia. Esto supone una armonía ética social y del propio individuo.

                    Para desarrollar los anteriores epígrafes de esta entrada en el blog nos hemos basado en las ideas expuestas por Platón en La República, pero para desarrollar este que aquí nos ocupa, deberemos tomar como punto de partida los diálogos  Timeo y Critias en donde se nos habla de la existencia de la isla de la Atlántida.
Estos  diálogos escritos en sus últimos años de vida, sirven para presentar esta historia como verdadera y, una vez más, le sirven como punto de partida para llevar a cabo su crítica a la polis ateniense y a la democracia.
          Critias, discípulo de Sócrates es quien nos narra, en forma de diálogo, cómo es esa isla de la que ha escuchado hablar y que ocupaba gran parte de lo que hoy se conoce como Océano Atlántico:
(…) Estos libros nos enseñaron cómo vuestra ciudad destruyó, en tiempo, a una poderosísima armada que venía a través del mar Atlántico, invadiendo insolentemente Europa y Asia. En aquella época, se podía atravesar aquel océano dado que había una isla delante de la desembocadura que vosotros, así decís, llamáis columnas de Heracles. Esta isla era mayor que Libia y Asia juntas y de ella los de entonces podían pasar a las otras islas y de las islas a toda la tierra firme que se encontraba frente a ellas y rodeaba el océano auténtico, puesto que lo que quedaba dentro de la desembocadura que mencionamos rodeaba una bahía con un ingreso estrecho. En realidad, era mar y la región que lo rodeaba totalmente podría ser llamada con absoluta corrección tierra firme. En dicha isla, Atlántida, había surgido una confederación de reyes grande y maravillosa que gobernaba sobre ella y muchas otras islas, así como confederación de reyes grande y maravillosa que gobernaba sobre ella y muchas otras islas, así como partes de la tierra firme. En este continente, dominaban también los pueblos de Libia, hasta Egipto, y Europa hasta Tirrenia. Toda esta potencia unida intentó una vez esclavizar en un ataque a toda vuestra región, la nuestra y el interior de la desembocadura… Posteriormente, tras un violento terremoto y un diluvio extraordinario, en un día y una noche terrible, la clase guerrera vuestra se hundió toda a la vez bajo la tierra y la isla Atlántida desapareció de la misma manera, hundiéndose en el mar. Por ello, aún ahora el océano es allí intransitable e inescrutable, porque lo impide la arcilla que produjo la isla asentada en ese lugar y que se encuentra a muy poca profundidad (…)5

Además, se nos hace una descripción detallada de la sociedad de la Atlántida cuyo centro era una isla que fue dirigida por diez reyes y que, supuestamente, se hundió a causa de un terremoto. Era una sociedad autárquica, gobernada por el más anciano, el rey Atlas.          Cada uno de los reyes, descendientes de los anteriores por herencia familiar, tenían el control absoluto sobre los ciudadanos y las leyes de la ciudad. Por otro lado, los habitantes de la isla, eran autosuficientes, allí tenían todo lo necesario para su subsistencia:
Poseían tan gran cantidad de riquezas como no tuvo nunca antes una dinastía de reyes ni es fácil que llegue a tener en el futuro y estaban provistos de todo lo que era necesario proveerse en la ciudad y en el resto del país. En efecto, aunque importaban mucho del exterior a causa de su imperio, la mayoría de las cosas necesarias para vivir la proporcionaba la isla. En primer lugar, todo lo que, extraído por la minería, era sólido o fusible, y lo que ahora sólo nombramos –entonces era más que un nombre la especie del oricalco que se extraía de la tierra en muchos lugares de la isla, el más valioso de todos los trabajaos de los carpinteros, y que todo lo producían de manera abundante y alimentaba, además, suficientes animales domésticos y salvajes. En especial, la raza de los elefantes era muy numerosa en ella. También tenía comida el resto de los animales que se alimentaba en los pantanos, lagunas y ríos y los que pacen en las montañas y en las llanuras, para todos había en abundancia y así también para este animal que es por naturaleza el mayor y el que más come. Además, producía y criaba bien todo lo fragante que hoy da la tierra en cualquier lugar, raíces, follaje, madera y jugos, destilados, sea de flores o frutos. Pero también el fruto cultivado, el seco, que utilizamos para alimentarnos y cuando usamos para comida- denominamos legumbres a todas sus clases- y todo lo que es de árboles y nos da bebidas, comidas y aceites, y el que usamos por solaz y placer y llega a ser difícil de almacenar, el fruto de los árboles frutales, y cuantos presentamos como postres agradables al enfermo para estímulo de su apetito, la isla divina que estaba entonces bajo el sol, producía todas estas cosas bellas y admirables y en una cantidad ilimitada. Como recibían todas estas cosas de la tierra, construyeron los templos, los palacios reales, los puertos, los astilleros, y todo el resto de la región.6



          Esta isla contaba con importantes avances en lo que a ingeniería civil se refiere, por lo que estaba plagada de templos, puertos, acueductos… incluso contaba con un canal que se abría desde el mar a través de una desembocadura que se utilizaba como puerto. Cada uno de los anillos que conformaban la isla de la Atlántida, contaba con un muro de piedra junto a torres y puertas de entrada.
Los muros estaban cubiertos de bronce, estaño y oricalco, que era de producción propia de los atalantes y que consistía en una aleación de cobre y cinc. La isla estaba surcada de prados, montañas, ríos, lagos… contaba con una extensión de tres mil estadios.
          Sólo existía una ley que imperaba sobre el resto: los reyes no debían acudir a las armas los unos contra los otros y debían ayudarse mutuamente y dejar las cuestiones importantes a los descendientes de Atlas. Así se obedecieron estos preceptos mientras duró el designio divino. Con el paso del tiempo lo divino se fue transformando en humano y en todo lo que eso conlleva y Zeus decidió que esa estirpe no era digna de merecer las atenciones de los dioses, por lo que reunió a todos los dioses para hablar del tema. Y así termina el texto, abruptamente; bien por estar inacabado o porque nos ha llegado incompleto.

          Es de esta forma, como se ha tomado desde Platón el Mito de la Atlántida como algo utópico e inalcanzable: Plinio El Viejo, Plutarco, Campanella, Bacon, Julio Verne, Cervantes…. Muchos serán quienes, de una u otra forma, utilicen este simbolismo utópico de la isla.
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1. Platón, La República. Madrid, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 1997. Pág. 122.
2. Salgado González, S., Platón. El ideal de ciudad justa, Madrid, Cuadernos Duererías, 2012.
3. Platón, Op. Cit, pág. 122-123.
4. Ibídem, pág. 87.
5. Platón, Timeo, Tomo VII, Madrid, Ediciones Ibérica, 1960; pág. 208
6. Ibídem, pág. 329-330.



martes, 29 de marzo de 2016

LA IMPORTANCIA DE LA TRADUCCIÓN EN LA RECEPCIÓN DE LAS OBRAS CLÁSICAS DURANTE EL RENACIMIENTO.

       Las obras de los clásicos y su influencia se dan en la Literatura de la Europa occidental de tres formas diferentes. La primera de ellas es a través de la traducción; otra sería a través de la imitación, siguiendo el modelo en lengua clásica o, bien, intentando trasladarlo a su propia lengua. La tercera forma de influjo del mundo clásico se da a través de la emulación de estos, ya que intentan crear obras de gran  nivel, aunque no todos lo consiguen de igual forma.

          Sin embargo, durante el Renacimiento el factor más importante será el de la traducción ya que, entre otros asuntos, se comienzan a traducir las grandes obras de los clásicos que, hasta entonces, habían quedado ocultadas.
          Esta tarea de traducción ya la había comenzado en la Edad Media Alfonso X en su Escuela de Traductores de Toledo. El afán de este monarca por dar a conocer los grandes textos del pasado, pasa por su Crónica General y su General estoria, donde utiliza conocimientos extraídos de historiadores clásicos como Suetonio o Plinio y de poetas como Lucano, Estacio y Ovidio.
       
   Para poder traducir a los clásicos, los traductores debían conocer el latín, lengua que se introdujo por diferentes canales. Uno de ellos fue que muchas palabras latinas y griegas se naturalizaron entre las lenguas romances como el francés, adaptándose para un uso más adecuado. Además los autores del Mester de Clerecía también latinizaron su propio idioma.
          En el caso de España, debemos mencionar la importancia de Fernando de Herrera y Luis de Góngora, quienes utilizaron un castellano plagado de latinismos y grecismos. El inglés, por otro lado, también adoptó voces grecolatinas para denominar actividades profesionales y términos religiosos y políticos.
         

La introducción de este léxico en francés, inglés y español, dotó a estas lenguas de una mayor flexibilidad y riqueza, característica que se iría acomodando durante todo el Renacimiento. Además, el simple hecho de traducir textos clásicos, también hizo posible que se fuesen asimilando algunos recursos estilísticos grecolatinos como el clímax, el apóstrofe o la antítesis. Este hecho, estimuló gratamente a los autores renacentistas, que pronto empezaron a adoptar en sus obras los modelos clásicos.

 Épica.
          Tras la traducción de los poemas de Homero, el modelo de la épica se expandió entre los círculos poéticos de la época. El Marqués de Santillana tradujo la Ilíada al castellano; Jean Samxon lo hizo al francés; Lorenzo Valla al italiano; en alemán fue Simon Schaidenreisser quien tradujo la  Odisea y en castellano Gonzalo Pérez. La Eneida virgiliana, del m ismo modo, empezaría a ser traducida en varias lenguas de la Europa occidental.
          De nuevo, debemos nombrar a Alfonso X El Sabio, quien introdujo en su General estoria traducciones de Lucano y de las Metamorfosis ovidianas.

 Historia.
          El italiano Lorenzo Valla traducirá del griego al latín las obras de Herodoto y de Tucídides, que fueron la base para futuras traducciones en lengua romance.
          Carlos V de Francia mandó traducir al francés los Comentarios de César y a Suetonio. Al español, fueron traducidas por Juan Fernández de Heredia las Vidas paralelas de Plutarco y la Guerra de las Galias de César y Pedro Simón Abril traduciría a Tácito.

Filosofía.
          Las obras filosóficas más traducidas durante el Renacimiento fueron las de Aristóteles, entre otros asuntos, porque muchas de ellas fueron redescubiertas en este  momento. Sin embargo, existieron muchas traducciones latinas de los diálogos de Platón.
          En tiempo de Carlos V de Francia se tradujeron al francés la Ética y la Política de Airstóteles, como también lo fueron los diálogos De la amistad y De la vejez de Cicerón. Los Tratados morales de Plutarco, en cambio, lo fueron en inglés.
          El caso de las obras de Séneca es más significativo, puesto que fue Erasmo quien tradujo del latín sus tratados morales, aunque ya contaban con mucha difusión en latín durante toda la Edad Media.

Teatro.
          La traducción de obras teatrales fue escasa y fragmentaria. Esquilo, Aristófanes, Sófocles y Eurípides no contaron casi con traducciones en lenguas modernas. En cambio, Plauto contará con más adeptos que los anteriores ya que el gusto por sus comedias fue mayor en tiempos del Renacimiento.
          En cuanto a las obras trágicas, tenemos constancia de una primera traducción versionada de Medea, Tiestes Las Troyanas de Séneca al catalán a manos de Antonio Vilaragut.

Oratoria.
          En el campo de la oratoria, destacan la traducción de las Olintias de Demóstenes al francés y al inglés y las tres obras de Isócrates, quien contó con una gran aceptación durante el Renacimiento.

Obra menores.
          Una de las obras que se encuentra en este aparatado es la Poética de Aristóteles, que fue desconocida hasta el S.XVI, casi en su totalidad. A partir de entonces las traducciones al latín fueron numerosas, aunque fue poco común que se tradujese a las lenguas modernas. La primera traducción al italiano en época renacentista fue la que realizó Bernardo Segni en Florencia en 1549.
          Luciano y Teócrito también fueron traducidos, el primero en italiano, y el segundo en alemán, considerándose así uno de los autores más influyentes del momento en territorios germánicos.
          Fueron traducidos los novelistas griegos, las cartas de Cicerón y, como no, los grandes poetas latinos: Las Bucólicas de Virgilio y las Geórgicas contaron con varias traducciones en castellano; y las Odas de Horacio también fueron una obre predilecta para las traducciones en lengua española.

TRAS LA "UTOPÍA" DE TOMÁS MORO

   Tomás Moro publicó su obra Utopía en 1516, momento en el que el poder espiritual y temporal de la Iglesia Católica había llegado al máximo y donde el dominio del reinado e Enrique VIII eclipsaba cualquier hecho histórico en Inglaterra. Sigue la preceptiva de la literatura utópica, cuyas bases fueron establecidas en los diálogos platónicos y que desarrollaremos en otras entradas de este blog.

          La isla de Utopía cuenta con una extensión de doscientos kilómetros de largo y cincuenta de ancho y su morfología es similar a la de una luna nueva. En la parte central de la misma, hay un pequeño monto donde se construyó una fortificación destinada a ser una cárcel. Además, como en la Atlántida, Moro confiere un origen mítico a esta isla que explica detalladamente en la obra.
          Utopía cuenta con cincuenta y cuatro ciudades organizadas bajo un mismo modelo legislativo y en donde se habla el mismo idioma; aunque es Amauroto la capital, entre otros motivos, porque se encuentra en la parte central de la isla. Toda la ciudad está amurallada y rodeada por un foso seco plagado de zarzas y espinos. Como toda construcción utópica, el trazado geométrico es esencial para poder perpetuarse con el paso del tiempo.
          La elección del Príncipe (idea que retomará Maquiavelo), que será quien gobierne la ciudad, se realizará todos los años por las diferentes familias que vivan allí, aunque la dignidad del Príncipe es vitalicia. Sin embargo, su poder está compartido con los Traniboros que también formarán parte del Senado.
          Al tratarse de una sociedad autárquica, su sociedad es puramente agrícola: sólo cultivan trigo, aunque también beben vino y sidra y crían fieros caballos que les sirven para la guerra; y pollos para poder alimentarse.  


Hombres y mujeres desempeñar la tarea agrícola sin distinción alguna y cuentan con una jornada estructurada de la siguiente forma:
Dividen allí la jornada en veinticuatro horas iguales, contando en ella el día y la noche. Destinan seis al trabajo: tres por la mañana, después de las cuales van a comer; acabada la comida reposan dos horas, y luego trabajan otras tres horas, hasta el momento de la cena. Cuentan las horas a partir del mediodía. Se van a dormir a las ocho y duermen ocho horas.
Cada cual utiliza como le place el espacio de tiempo comprendido entre el fin del trabajo y el momento de la cena y de irse a dormir; pero no lo consagran a la holganza ni a la voluptuosidad, sino a alguna ocupación distinta de su oficio y escogida según sus gustos. La mayoría de ellos se dedica en sus ratos de ocio al cultivo de las letras, y suelen asistir, en las primeras horas de la mañana, a unos cursos públicos, que sólo siguen por obligación los que se dedican particularmente a las letras 1 


          En cuanto a la disposición de la sociedad en relación a las tareas que pueden desempeñar, seleccionan de entre los estudiosos a los Embajadores, Eclesiásticos, Magistrados Traniboros y al Príncipe. También se determinan una serie de normas en cuanto a la vestimenta que deben llevar los habitantes de Utopía:
Primeramente en las horas de trabajo visten trajes de cuero o de pieles, que duran siete años. Cuando aparecen en público, se ponen una clámide que cubre aquellos rudos vestidos. El color, que es el natural de la tela, es uniforme en toda la isla. Así empléanse menos paños de lana que en cualquiera otra parte, aunque, ciertamente, resultan más baratos. La tela de lino requiere menos trabajo y es de mayor duración que en otros países. En ella solamente se considera la blancura y en los paños su limpieza; no se da valor alguno a la finura del tejido.2

          En esta obra también se nos indica cómo son las relaciones entre quienes habitan la isla: todos los habitantes tienen relaciones basadas en el parentesco y se determina como número 16.000 el número máximo de habitantes, no pudiendo tener menos de diez menores a su cargo ni más de dieciséis.

               Cada uno de los cuatro distritos que conforman las ciudades cuentan con una plaza central donde se encuentran los edificios destinados al almacenaje de alimentos y de donde, el padre de familia, podrá abastecerse de lo que necesite. En cada uno de estos barrios hay una edificio donde vive el Sifogranto que es el representante de 30 familias que comen todas juntas en comedores colectivos servidos por esclavos.
          En Utopía no existen las tabernas ni los prostíbulos ni lugares donde se puedan dar situaciones de corrupción ni escondite: todo es de todos y nadie posee más que el otro. En cambio, sí creen en la esclavitud:
Los utópicos no reducen a la esclavitud ni a los prisioneros de guerra –a menos que sean agresores-, ni a los hijos de los esclavos, ni, en general, a ninguno de los que en otras tierras son vendidos como tales, sino a aquellos cuyo crimen merece ese castigo y a los que fueron condenados a muerte en alguna ciudad extranjera –es el caso más frecuente-, que constituye la categoría más numerosa. Importan mucho de éstos, que les son vendidos a vil precio y aun en muchos casos les son entregados graciosamente.3


 

          Por último, debemos considerar el aspecto religioso  de la isla, puesto que es un reflejo de la situación real que vivió Moro en Inglaterra. En Utopía existen varias religiones que adoran desde elementos naturales, hasta seres ancestrales o Dioses supremos, aunque la mayoría creen en la divinidad a la que llaman Padre. Esto no es sino una clara crítica a los movimientos que la Iglesia estaba teniendo en Inglaterra en relación al Protestantismo y cómo se postula como una persona proclive a la convivencia de doctrinas religiosas, siempre desde el respeto mutuo.

          Por tanto, Utopía se configura como la continuación de la estela que Platón inició con el mito de la Atlántida y que otros autores continuarán hasta la actualidad.


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1. Moro, T.: Utopía, Madrid, Edimat Libros, 2003. Pág. 96.
2. Ibídem, pág. 99.
3. Ibid., pág. 127.

lunes, 28 de marzo de 2016

LA PERSPECTIVA MISÓGINA DE QUEVEDO.

       Francisco de Quevedo Villegas nació en Madrid y participó activamente en la Corte y en las intrigas de la misma, por las que fue desterrado y condenado a tres años de cárcel. Destacó no sólo por sus actividades poéticas, sino también por las políticas. La obra de Quevedo destaca por su originalidad, tanto en los temas como en el uso de la lengua. Fue el máximo exponente del estilo conceptista.
          El poeta madrileño nunca alcanzó, positivamente, ni gran fortuna ni posición social consolidada. Al mismo tiempo, recluye y aísla su intimidad hasta utilizar contra sí su propia miopía o su cojera, que se levantan como irónica barrera contra los ataques satíricos de los demás. Debemos añadir que el egocentrismo quevediano es incapaz de desplazarse a vidas ajenas, a crear personajes de calor humano. Pero, en contrapartida, su agudísima mirada bucea en sí mismo y en la miserable condición del hombre, sin paliativos y sin adornos sensoriales. Podemos decir que nos situamos ante una obra conflictiva, donde las tensiones cultural y vital se unen. De tal manera, que la distensión anímica podrá explicar en parte el contraste de temas y motivaciones, tan barrocamente significativo.
          Quevedo, ausente de luz y de color, bucea cerebralmente en el contraste lingüístico que los juegos verbales del conceptismo le ofrecen. Escribió mucha poesía y prosa y se caracterizó por los contrastes propios de la época. Su lenguaje es culto y popular y hace uso de un tono grave y burlesco. Pese a que fue famosos antes de su muerte (sus composiciones se transmitían en manuscritos) la publicación de sus obras se produjo con posterioridad.
  
          En la obra que hemos utilizado como referencia para exponer estas ideas, los Poemas Escogidos2, José Manuel Blecua optó por clasificar los poemas aquí recogidos en cuatro bloques, de los cuales analizaremos detenidamente los poemas satíricos y burlescos como ejemplo de sátiras en la literatura barroca española.
          En las siguientes líneas nos centraremos en las de índole satírico- burlesca aunque no debemos dejar al margen otros temas de su poesía como los temas graves: los metafísicos sobre el sentido de la vida, la muerte o el paso del tiempo, temas claves en el Barroco; los poemas morales que versan sobre el poder o la fortuna; los poemas amorosos en los que combina tópicos petrarquistas y su apasionamiento personal, logrando así una expresividad increíble.

          Dentro de su lírica poesía considerada como juego de ingenio, podemos hablar de los poemas satíricos que destacan por la experimentación lingüística, su visión crítica de la sociedad y la perspectiva burlesca y disparatada. No debemos olvidarnos que en su poesía burlesca los temas son de lo más variados y nos ocuparemos de analizarlos detenidamente.
          Para finalizar estas notas, debemos remarcar que la poesía quevediana cuenta con múltiples vertientes: la patriótico-moral, la amorosa y la satírico-burlesca, donde fustiga los peligros de la ciudad, las costumbres femeninas, la ambición de poder, etc.



 Sin embargo, la pretensión de estas líneas es desarrollar algunos aspectos del trabajo de Ignacio Arellano La poesía satírico burlesca de Quevedo: coordenadas esenciales.3
          Como podemos comprobar en los poemas de esta índole, hay una serie de temas que podrían denominarse obsesivos dentro de la obra de Quevedo. Nos encontramos así con composiciones que degradan la condición femenina y la figura de la mujer anciana, que siempre va a ser caricaturizada. Lo apreciamos claramente en composiciones como:

  Vieja roñosa, pues te llevan, vete;
No vistas al gusano de confite,
Pues eres ya varilla de cohete.
   Y hueles a cisco y alcrebite,
Y la podre te sirve de pebete,
Juega con tu pellejo al escondite.4

          Se burla del amor y los casamientos ridículos que siempre terminan en cuernos. Hay numerosos ejemplos de este tema pero podemos ejemplificarlo con la letrilla que comienza:

Que te la preste el ginovés
Al casado su hacienda;
Que al dar a su mujer por prenda,
Preste él la paciencia después;
Que la cabeza y los pies
Le vista el dinero ajeno.5

          Por otro lado, debemos hacer referencia a la misoginia que se vislumbra en los poemas del madrileño y que más detalladamente analizaremos en las siguientes páginas.


          Como bien indica Arellano, Quevedo realiza una crítica voraz a los festejos de su tiempo como toros, romerías… y a todo cuyo origen sea popular. Del mismo modo, podemos encontrar interesantes sátiras contra la organización social del momento. Analizaremos ataques contra el dinero, la falsa nobleza o la estratificación tradicional. Entre otras composiciones podemos destacar la letrilla satírica cuyos primeros versos son:

Pues amarga la verdad,
Quiero echarla de la boca;
Y si l´alma su hiel toca,
Esconderla en necedad.6

          Aunque, sin duda alguna, de lo que más constancia ha quedado han sido de sus caricaturas a personajes coetáneos como su rival poético, Luis de Góngora. El soneto más conocido sobre este tema es Érase un hombre a una nariz pegado7. En estos ataques personales no sólo aparecerán narigudos, sino que también encontramos calvos, mosquitos…

          Los temas de la poesía satírico burlesca de Quevedo son muy variados y están muy definidos, como veremos en las siguientes páginas. No debemos olvidar que, gracias a este poeta, la poesía de esta índole gozó de un mayor protagonismo en la Historia de la Literatura Española.
  

                    Quevedo nos muestra, pues, su visión de la mujer desde una perspectiva misógina, por lo que podemos pensar que tiene muy presente el mito de Pandora que considera que lo femenino trae el mal consigo. Así pues, nos presenta diferentes tipos de mujer, aunque ninguna de ellas destaca por posees características positivas.

Comenzaremos con las caricaturas que realiza a las viejas. Critica la utilización de productos cosméticos para enmascarar su senectud porque por su belleza ya no puede hacerse nada. Este tema lo vemos recogido en versos como:

Tú juntas, en tu frente y tu cogote,
Moño y mortaja sobre seso orate;
Pues, siendo ya viviente disparate,
Untas calavera en almodrote.8

          En el soneto, con la misma crueldad que en los versos anteriores, le dice a la anciana que no vista el gusano de confite 9, haciéndole ver cuál será su fin inmediato. No va a ser la única caricatura de este tipo que nos encontramos. De una forma similar, va a describir a la mujer de un abogado. En el siguiente fragmento vemos cómo, a base de chistes, elabora esta cruel y satírica descriptio puellae:

   No cara, sino Carón,
El barquero del abismo;
De la capacha del diablo,
Andadera de espartillo;
   El cabello como el don,
Para no decir postizo,
Negro de él, pues acompaña
Dentro en Sevilla a Calvino.10


Pero Quevedo no tiene suficiente con esto, sino que la considera una criatura demoníaca:

Mas yo me parto a buscar
Quien conjure basiliscos
Por si a sacaros del mundo
Pueden valer exorcismos. 11

          Hay que tener presente que su misoginia va a centrarse, del mismo modo, en mujeres más jóvenes que va a comparar con las anteriormente citadas. Encontramos otras descriptio puellae satíricas como la que aparece en el soneto donde hemos extraído estos versos:
 Malas machas tenéis en ese cuero;
Lo rubio es de candil, no de candelas;
La cara, en fin, de lamprea un harnero.12

Todo el tiempo observamos cómo Quevedo juega en sus composiciones con el lenguaje. Son chistes fáciles de comprender pero perfectamente trabajados.
          La visión de la mujer en la poesía quevediana cuenta con otros rasgos como es la comparación de las féminas con las serpientes. Es una reminiscencia  Eva quien, engañada por la serpiente, embaucó a Adán para que probase el pecado. Esta idea aparece en versos como los siguientes:

Una picaza de estado,
Entre mujer y serpiente,
Pantasma de las doncellas
Y gomia de los billetes.
                (…)
Con su lengua de escorpión
Esto le dijo a un pobrete.13

Está equiparando a la mujer con la serpiente y el escorpión, ambos símbolos ofidianos que contienen veneno y, por tanto, son dañinos para el hombre. Estas imágenes se repiten obsesivamente en sus burlas machistas.

No contento con ello, se apunta un rasgo más que incluye en su tópico de mujer y se vislumbra en los versos:
    La morena que yo adoro
Y más que a mi vida quiero,
En verano toma el acero
Y en todos los tiempos el oro.14

Del mismo modo, encontramos numerosas burlas al matrimonio ejemplificándolo con casamientos ridículos que siempre terminan en cuernos. Esta situación se da porque el único cometido de la fémina es el casamiento y si tienen buena dote, no tendrán ningún problema para alcanzar tal propósito. Lo vemos planteado en el soneto que comienza Trataron de casar a Dorotea 15. Quizás, debido a esa obsesión, Quevedo equipara a todo lo que rodea al deseo femenino como una plaga como bien nos comenta el propio poeta: Mujer que dura un mes, se vuelve plaga.16
En la mayoría de los casos, estos matrimonios absurdos terminan en cuernos como se nos muestra en algunos sonetos: ¿Es más cornudo el Rastro que mi agüelo?17Cubriendo con cuatro cuernos18… E, incluso, llega a presentar estas descripciones en boca de las propias mujeres:
Sabed, vecinas,
Que mujeres y gallinas
Todas ponemos:
Unas cuernos y las otras huevos.19


En resumen, Quevedo considera a las mujeres, desde el comienzo de los tiempos, como enemigas acérrimas del hombre. No son castas, se aprovechan del hombre, son adúlteras… hasta su muerte. Estos pensamientos suponen una constante en su temática satírica y burlesca.

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2. Quevedo, Francisco de; Poemas Escogidos, Ed. José Manuel Blecua. Madrid, Castalia, 1989.
3. Arellano, Ignacio: “La poesía satírico burlesca de Quevedo: coordenadas esenciales” en Francisco de Quevedo: una creación pedagógica e innovadora. Barcelona, Anthropos, 2001.
4. Quevedo, Francisco de; Poemas Escogidos, Ed. José Manuel Blecua. Madrid, Castalia, 1989, pág. 202.
5. Ibidem, pág. 232- 234.
6. Ibidem, pág. 219.
7. Ibid., pág. 188.
8. Ibidem, Pág. 202.
9. Ibid.
10. Ibid., pág. 300- 301.
  11. Ibidem, pág, 304.
12. Ibid., pág. 207.
13. Ibid., pág. 268.
14. Ibidem, pág. 223.
15. Ibid., pág. 192-193.
16. Véase nota 15.
17. Ibid., pág. 209.
18. Ibid., pág. 284.
19. Ibid., pág. 212.

EL QUIJOTE INTERACTIVO











Soy una romántica del libro tradicional, pero debo reconocer que la edición de El Quijote que nos presenta la Biblioteca  Nacional Española es digna de una entrada propia.

TRABAJANDO EL QUIJOTE

TITULO: EL INGENIOSO HIDALGO DON QUIJOTE DE LA MANCHA.

AUTOR: MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA.

FECHA: 1605 -1615.

CONTEXTO HISTÓRICO Y LITERARIO:
Cervantes vive en una época en que España pasa de los triunfos militares a la decadencia. Pese a que sigue su empresa de conquista en América, sus enemigos en Europa, especialmente Inglaterra y Francia, son cada vez más poderosos. España se ha convertido en la defensora del catolicismo frente a los protestantes, y se enfrenta, además, a la amenaza de los turcos en el Mediterráneo: En 1571, Cervantes participó precisamente en un episodio de ese conflicto: la batalla de Lepanto, algo de lo que siempre se sintió orgulloso. Pero esa victoria se vio ensombrecida por el desastre de la Armada Invencible, en 1588, que suele considerarse el inicio de la decadencia de España como gran potencia.

        La sociedad se dividía, entonces, en tres clases diferenciadas. En la parte superior de la pirámide encontramos a la nobleza, desde los grandes nobles a los hidalgos, como o era el mismo don Quijote; viven de sus rentas y consideran vergonzoso trabajar con sus manos. Después tenemos a los eclesiásticos, que se encargan de la educación y del control del pensamiento por medio de la Inquisición. Por último, los plebeyos, cargados de impuestos y muchas veces empujados a la pobreza y a la delincuencia. Era, por tanto, una sociedad en crisis. 


         Pese a todo, la literatura y el arte fueron excepcionales durante los llamados Siglos de Oro. Cervantes conoció de primera mano el Renacimiento durante su estancia en Italia, y siempre fue fiel a su ideal de búsqueda de la belleza a través de la armonía y la sencillez. Pero poco a poco la estética fue cambiando y el arte empezó a complicarse, a buscar el efecto del contraste y de la sorpresa, a preocuparse por la forma tanto o más que por el contenido. Ese nuevo movimiento se denominaría posteriormente Barroco. 

      Hoy suele interpretarse que el Quijote tiene más de barroco que de renacentista, aunque lo más justo sería decir que comparte rasgos de las dos estéticas.

MIGUEL DE CERVANTES:
En este enlace obtendrás información interesante para conocer al autor de El Quijote.


ARGUMENTO:








       


 Don Quijote de la Mancha, un señor ya entrado en años, es un aficionado a las novelas de caballería. Tal era su obsesión por leer que vendió parte de sus tierras para comprar más libros, y de tanto leer y leer, un buen día pierde el sentido de la realidad y se vuelve loco. Así decide, imitando a los héroes de sus libros, hacerse Caballero andante para vengar todos los actos malos que ocurran. Busca un escudero llamado Sancho Panza al cual promete riqueza y poder para él y toda su familia a cambio de que le acompañe en sus misiones. Y conseguirá que le hagan Caballero andante.

      Don Quijote, hombre valiente y de lo más aventurero, se embarca (arrastrando a Sancho) en locas aventuras, hazañas, batallas y misiones, todas ellas en nombre de la justicia, el amor y, en definitiva, con el fin de salvar a cualquiera que esté en problemas. Su único objetivo es hacer el bien. Sancho Panza, quizá por un sentido de la responsabilidad, le sigue en sus andanzas, aunque piense que su amo ha perdido completamente el juicio.



       

    Se encontrarán con otros caballeros, con molinos de viento transformados en gigantes y muchas aventuras más de las que siempre saldrá mal. Muchas veces se burlarán de él y terminará apaleado y magullado, pero nunca vencido.
      Un día Don Quijote enferma. Aquí Don Quijote retoma la cordura y ya se llama a sí mismo por su nombre verdadero, Alonso Quijano. Don Quijote, el “Caballero de la Triste Figura” quiso gritar a voces su idea del amor, del honor, de la justicia y de la paz.








  Aquí te facilito un vídeo sobre la serie que TVE realizó en 1992 y que te resultará interesante visualizar y que puedes ver completa en 
http://www.rtve.es/television/el-quijote/




ESTRUCTURA:
A continuación, te propongo dos análisis estructurales que pueden ayudarte a trabajar la novela. El primero de ellos re ayudará a situar las diferentes acciones y personajes del argumento:






Con la segunda propuesta pretendo que entiendas la estructura circular que Cervantes utilizó en cada una de las salidas de Don Quijote y cómo se van añadiendo a la trama los personajes más importantes:



FUENTES CONSULTADAS: