A menudo relacionamos la violencia con agresiones físicas,
verbales, psicológicas, etc. Pero pasamos por alto una tan importante como las
demás, pero quizá la más difícil de observar.
La violencia simbólica es aquella que no se ejerce de forma
directa, y en la que un sujeto dominante impone una visión del mundo al
dominado. En la mayoría de los casos, quien la padece lo desconoce. Es conocida
como ‘’violencia dulce’’.
Este tipo de violencia es más habitual de lo que esperamos,
ya que puede venir ejercida por medio de la publicidad (carteles de anuncios
incitando al machismo, u otros patrones de conducta), pero también por medio de
las personas cercanas a ti, en especial, las que desde pequeño te inculcan una
serie de valores.
Esto es un gran problema, porque pongamos como ejemplo a un
padre que al volante se enerva. Si su hijo vive eso normalmente, imitará esos
patrones de conducta y cuando se encuentre con una situación similar, utilizará
la violencia o los insultos, al igual que su padre.
El problema más grave respecto a esta violencia es, bajo mi
punto de vista, que algunas veces, la persona dominante sabe lo que está
haciendo y tiene la capacidad de reflexionar y parar, pero otras, la persona
que está inculcando esos valores negativos, puede que no sea consciente de ello
y siga haciéndolo, provocando un daño que se repetirá en la otra u otras
personas.
Lucía Benedicto
1º Bachillerato Humanidades
IES LA AZUCARERA
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