Pese
a que resulta muy complicado obtener información sobre el funcionamiento de las
bibliotecas grecolatina, tenemos constatada su existencia a través de
diferentes textos y vestigios arqueológicos. Se sabe que hacia el S.III a.C.
Roma ya contaba con un sistema de edición y difusión de libros; sin embargo,
habrá que esperar algo más de tiempo para el nacimiento de la primera
biblioteca pública.
Aunque
fue Gayo Asinio Polión quien fundó la primera de ellas en el año 39 a.C, el
proyecto inicial fue refrendado por Julio César, quien encargó a Varrón la
ejecución del mismo. Pero el asesinato de César llegó antes de que esta idea
viese la luz. No obstante, esta idea permaneció latente en la Familia Julio-
Claudia.
Así
pues, Augusto encargaría la construcción en el año 28 a.C. de una biblioteca
pública anexa al Templo de Apolo y otra en el Campo de Marta. Este modelo fue
cuajando en otras localidades del Imperio como Herculano, donde se han hallado
vestigios de más de 800 rollos de papiro.
Los
estudios llevan a pensar que en Roma existieron hasta 28 bibliotecas públicas,
cuya existencia venía marcada por la difusión y la democratización de la
educación secundaria. Desgraciadamente, este modelo político y educativo se
verá truncado con las invasiones bárbaras hacia el S.IV d.C, que acabarían con
todas ellas.
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